jueves, 31 de julio de 2008

martes, 29 de julio de 2008

CUIDADO: CAEN ÁNGELES



Mientras el verano norteño sigue jugando a despistar, yo me dedico a preparar con mimo mi equipaje emocional. El otro, el de un quita-y-pón y un por-si-acaso, es ligero cual hijos de la mar.


Una de estas tardes, como desprendido de la cornisa un palazzo renacentista, cayó en mis manos La ciudad de los ángeles caídos de John Berendt (gracias, Ana Bande). El primer libro de este autor es Medianoche en el jardín del Bien y del Mal, que no leí pero del que hay una estupenda versión cinematográfica de míster Eastwood.



Este americano intrépido llega a Venecia el mismo día en el que un humo negro y espeso oculta sus maravillas a los visitantes: La Fenice se consume y desaparece.

Pero, con esa envidiable disponibilidad que suelen tener los escritores americanos o ingleses, decide quedarse ¡¡¡unos meses!!! en la ciudad. Durante ese tiempo, se dedicará a la ardua tarea de visitar venecianos ilustres, unos de adopción, otros de pura cepa. Así, este autor narrador nos convierte en privilegiados voyeurs de palacios, jardines, canales sigilosos, fábricas de vidrio y hasta charlas de mercado.




Cotillearemos en la mezquindad de los Rylands, gerentes del Guggenheim; en las rarezas exquisitas de los Curtis, expatriados americanos desde 1885. Nos sentiremos pijos de la muerte al asistir a selectas fiestas de carnaval de manos de los Lauritzen, al compartir martini con los Da Mosto, los Foscari o el mismísimo Cipriani, dueño del Harry's bar.



Devoraremos con ansiedad las historias de Ezra Pound y Olga Rudge, nos demoraremos en el palazzo Barbaro donde Henry James contempló extasiado el estucado que había de cautivar a Milly Theale la protagonista de Las alas de la paloma.

Cuesta un poco pensar que el mundo que describe Berendt sea estrictamente real, como recalca en el prefacio, que las pesquisas para encontrar culpables al incendio de la Fenice no sean parte de un giallo apasionante.



Tal vez Venecia no sea más que las páginas que llevamos dentro, la ciudad que queremos encontrar, un gran decorado ahogado por miles de historias verdaderas.




domingo, 27 de julio de 2008

GONDOLIERI



Se acerca mi partida y ninguno de los ilustres visitantes de esta casa se ha dado por aludido cuando he manifestado la necesidad de un gondolero para mis futuros desplazamientos por la laguna véneta.
A pesar de los incentivos que acompañaban a tan generosa oferta de trabajillo veraniego, la respuesta ha sido el más absoluto silencio. Por lo tanto, me veo obligada a escoger entre las ofertas llegadas estos últimos días que si bien, a simple vista, no me satisfacen del todo, su inicial disposición me obliga a estudiar sus curriculos con más detenimiento.
Estos son los candidatos entre los que hay un licenciado en Ingeniería Aeronáutica, dos físicos nucleares, un experto en Telecomunicaciones y lenguas muertas y un poeta local:

1


2


3




4


5



No sé, no sé, no acabo de tenerlo claro.






viernes, 25 de julio de 2008

25 DE XULLO: DÍA DA PATRIA GALEGA


Cuando vi esta extraña simbiosis entre Rosalía de Castro y Amy Winehouse que hizo Elisa, pensé: ¿pero qué tendrán en común una poeta post romántica y la voz atormentada de una cantante inglesa?


Entonces recordé uno de los poemas más conocidos de Rosalía, el que habla de un insoportable dolor en el corazón que le lleva a pedirle a Dios, valor para arrancar de él la causa de tanto sufrimiento. Pero el vacío causado por ese acto, será todavía más doloroso que la propia pena. ¿Quién entiende al ser humano?


Unha vez tiven un cravo
cravado no corazón,
e eu non me acordo xa si era aquel cravo
de ouro, de ferro ou de amor.
Sóio sei que me fixo un mal tan fondo,
que tanto me atormentou,
que eu día e noite sen cesar choraba
cal chorou Madalena na Pasión.
"Señor, que todo o podedes
-pedínlle unha vez a Dios-,
daime valor para arrincar dun golpe
cravo de tal condición".
E deumo Dios, e arrinquéino;
mais.... ¿quén pensara...? Despois
xa non sentín máis tormentos
nin souben que era dor;
souben só que non sei que me faltaba
en donde o cravo faltou,
e seica, seica tiven soidades
daquela pena... ¡Bon Dios!
Este barro mortal que envolve o espirito
¡quén o entenderá, Señor...!



Y casi al instante se me vino a la cabeza el epitafio que Amy le hizo a su propio corazón en esta canción: clic.


Tal vez, en el suelo revuelto del camerino de Amy, junto a varias botellas vacías de bourbon, haya un libro de poemas de tapas desgastadas. Y estoy segura de que Rosalía llevaba tatuada cada una de las penas que la atormentaban, en su blanca y decimonónica piel.



martes, 22 de julio de 2008

ESTRELLAS


Mi admirado Harvey está más que contento porque últimamente no hago más que llenarle la estanteria de premios.
A todos los que el intrépido riojano Mad Hatter me ha dado, sin duda debidos a su generosidad más que a mi merecimiento, tengo que añadir éste que me dedica Capri.




Y como él mismo decía en su blog: es fácil recibir premios, lo difícil es merecerlos.

Y lo dificilísimo, añado yo, es mantenerlos.

Gracias mi querido Capri y aunque soy de las desaprensivas inconscientes que suele romper las cadenas, esta vez voy a dejar que el premio siga libre su camino por tierras gallegas.
Ahí va esa lluvia de estrellas para:

Ana Bande, porque se va a mondar de risa.

Arume dos Piñeiros, porque no tiene ninguno y se lo merece.

Igrexia Adventista Dylaniana dun dia destes, porque la que me mondo soy yo cuando lo leo.

Y a la Rata Bastarda a ver si se anima y actualiza de una vez.




lunes, 21 de julio de 2008

OLAFUR

Una vez, hace ya algunos años, entré en un museo y me encontré con esto:







Era la Tate Modern de Londres y en el enorme espacio que antes fuera una fábrica, brillaba cálidamente este enorme sol. Se trataba del Weather projet de Olafur Eliasson, pero ni el título del proyecto ni el nombre del artista me dijeron nada.
Me quedé allí en medio de ese enorme vacío, en la penumbra de un benéfico sol que nos acariciaba. Entonces pude ver que el techo de la inmensa nave era un gigantesco espejo que nos reflejaba, diminutos pero reconocibles.


Y se obró el milagro, ese momento mágico de conexión con una obra de arte que he sentido pocas veces. De pronto las dimensiones espaciales se confundieron, flotabas en un espacio continuo cuya única referencia era el magnífico sol. No había arriba y abajo, ni delante y detrás. Pero al contrario de lo que pueda parecer, no se producía ninguna sensación de angustia, más bien de liberación. La gente se quedaba extasiada, se sentaba en el suelo, se tumbaba, charlaba, en una atmósfera irreal, inexplicable, acogedora como un enorme seno materno.



No sé si muchos considerarían este sol como una obra de arte o si el Arte debe conmover. No siempre necesito respuestas, algunas veces me basta con haber estado allí.







Olafur Eliasson es un danés de padres islandeses que vive en Berlín y su nombre ha vuelto a llamar mi atención estos días. Su nueva obra son estas fantásticas cataratas repartidas por emblemáticos lugares de New York.









Me interesa la idea de desmitificar el arte y mitificar la vida cotidiana. En toda experiencia física o emocional siempre hay un elemento ético, de responsabilidad, de establecer un punto de vista, tanto en el arte como en la vida. La mayor amenaza de nuestro tiempo no son las discrepancias o las diferencias, sino la indiferencia. La sensación de que lo que tú eres, votas o dices no tiene ninguna influencia. Lo contrario es la participación, y el arte, para mí, implica promoverla.



Como poco, este Olafur me parece la mar de interesante.

Olafur Eliasson. No volveré a olvidar su nombre.

miércoles, 16 de julio de 2008

ME VOY PA'L PUEBLO

Me voy unos días al pueblo (clic).
Cumpliré el rito anual de las fiestas de verano, las fiestas del Carmen.

Reencuentro con la familia: padres, abuelos, tíos, que entre achuchón y achuchón, te recriminan con dulzura lo poco que vas a verlos.
Reencuentro con los amigos que se quedaron allí. Ellos más canosos, más calvos, más gordos. Ellas más endomingadas, más peinadas, más señoras. Más. Con hijos cada vez mayores pero con el brillo nostálgico en los ojos de quien se alegra de verte.
Reencuentro con los coleguis cómplices de garitos invernales, a los que no tienes que poner al día, ni falta que hace.



Tardes de tren Chu-chú, tiro al blanco, toro indio y coches de choque. Los mismos coches despintados de hace veinte años, con el mismo gitanillo enjoyado que conduce hacia atrás con el pie mientras tararea la última canción de Peret, de Ketama, de Estopa.
Noches de procesión y tómbola, de chaquetita y fuegos artificiales, de aire difuso en el que se mezclan el devoto incienso y el aceite requemado de los churros y las garrapiñadas.


Noches de toldo y cubata cutre mientras en el palco suena maravillosamente Sultans of Swing de la orquesta París de Noia.

Madrugadas frías en las que hombres y mujeres mayores se arremolinan frente al palco central a la espera de la gran atracción de cada año: Bertín Osborne, Azúcar Moreno, Víctor Manuel, Azúcar Moreno, Marta Sánchez, Azúcar Moreno...
Madrugadas heladas en las que los más jóvenes cruzan la plaza con aire ausente y calimocho en mano a celebrar el Nabiza Rock en la otra punta del pueblo.



Y volverás a marcharte con el maletero lleno de tomates biológicos, judías biológicas, cebollas biológicas de esas que no hay en Citroën sur Mer, empanada, mantecados, y consejos preocupados sobre tu delgadez, sobre el tráfico, sobre ti.



Y aunque prometas que este año vas a volver más a menudo, cuando saques el brazo por la ventanilla en la última curva y veas sus figuritas recortadas en el fondo del callejón, ya casi lo habrás olvidado.

domingo, 13 de julio de 2008

LEARN GALICIAN

En medio de estas polémicas sobre el uso o abuso de las lenguas peninsulares da gusto encontrarse con cierto sentido común (por cierto, el menos común de los sentidos) y una gran dosis de buen humor.


Dálle á lingua


Lección 0: Soporte Teórico (clic)



Lección 1: Primeros Auxilios, o como escuchar a un guiri pidiendo desesperandamente que alguien hable cristiano (clic)

viernes, 11 de julio de 2008

AMY, AMY, AMY



Oh, Amy! estabas tan guapa cuando saliste al escenario. Apareciste dando saltitos sobre tus taconazos y enfundada en un escotadísimo vestido amarillo.

Oh, Amy! creímos que eso sería suficiente para conjurar a los demonios. Te aclamamos, gritamos tu nombre, te hicimos ver que estábamos allí, que habíamos recorrido cientos de kilómetros para escucharte.


Oh, Amy! tu voz salía herida y tú miraste al infinito, perdida en un escenario cualquiera de cualquier ciudad, a cualquier hora.

Oh, Amy! desgranaste versos entre sorbo y sorbo, sin convicción, sin sentido. Pero nada de eso era necesario.

Oh, Amy! llegaste a creerlo durante unos minutos y nuestro corazón te suplicaba que siguieses adelante.




Oh, Amy! todos sabemos que el amor, la vida, son un juego perdido.
Pero, Oh Amy! tu voz nos ayuda a soportar la derrota.

domingo, 6 de julio de 2008

VENEZIA È UN PESCE





Venecia es un pez. Compruébalo en un mapa. Parece un lenguado colosal tendido en el fondo. ¿Cómo es posible que este animal prodigioso haya remontado el Adriático para venir a guarecerse justo aquí? Podía haber seguido su recorrido, hacer escalas aquí y allá, según su inspiración; migrar, viajar, pasarlo de maravilla, como le ha gustado siempre: este fin de semana Dalmacia, pasado mañana en Estambul, el verano que viene en Chipre (...).

Los otros libros se reirían de lo que te estoy diciendo. Te hablan del nacimiento de la ciudad de la nada, de su espectacular fortuna comercial y militar, de su decadencia: patrañas. No es así, créeme. Venecia existió siempre tal y como la ves, o casi. Navega desde la noche e los tiempos; ha tocado todos los puertos, se ha restregado contra todas las costas, todos los embarcaderos, todos los amarres. En las escamas le han quedado adheridas madreperlas de Oriente Medio, transparentes arenas fenicias, moluscos griegos, algas bizantinas. Un buen día notó el peso de esas escamas, de esos granitos y astillas acumuladas poco a poco en su piel (...).

Decidió remontar de una vez y para siempre una de las ensenadas situadas al norte del Mediterráneo, la más tranquila, la más protegida y descansar aquí.













Así comienza una de las anti-guías más maravillosa que he leído en los últimos años. Buscaba información para ir preparando mi viaje, libros sobre Venecia, cualquier cosa que fuese lanzando hilos invisibles para aprisionarla, para hacerme estar allí mucho antes de llegar. Y me encontré con esta ficción inclasificable en la que Tiziano Scarpa nos invita, con gran sentido de humor, a hacer un recorrido corporal por su ciudad. Cada capítulo está dedicado a una parte de nuestro cuerpo: qué se puede pisar, oler, ver, tocar, saborear, oír, leer, sentir...

Nos recrimina a cada paso: ¿Pero adónde vas? ¡Tira ese plano! ¿Por qué te empeñas en saber dónde estás en cada momento?

Nos da extraños consejos: En todas las ciudades casi siempre hay un cartel con una flecha en el mapa que te informa :"Usted está aquí". En Venecia también. Pasa de ellas, ni caso. ¿Por qué luchar contra el laberinto?

Nos incita a la rebeldía: Aprende a vagar, a vagabundear. Desorientate, callejea.

Nos propone juegos inesperados: Imagina que eres un glóbulo rojo que fluye por las venas, sigue el latido, déjate bombear por este corazón invisible.


No encontraréis en esta guía horarios de trenes, ni restaurantes recomendados, ni los precios de los museos. Este libro sólo es una delicia literaria que se lee como un cuento fantástico, una colosal metáfora que invita a conocer desde las mismas tripas a una ciudad indefiniblemente hermosa. Porque como dice Scarpa: Perderse es la única manera de llegar a los sitios que valen la pena.


jueves, 3 de julio de 2008

LULA SUR MER

Arena, sol cegador, sombrilla, toalla, protector solar, aire con olor a bajamar, agua helada y marcha atrás, olas atronadoras, surferos expectantes, apenas voces, paseantes y sombreros conversadores, nuevo intento, gritos y hielo líquido asaeteando tu cuerpo, salitre que se cuela por tu boca, algas indiscretas que se esconden en tu bañador y ese lametazo del sol que te calienta en paz, tumbada boca arriba, dejando que se escurran las gotas benefactoras, dejando que el tiempo se quede atrás, muy atrás...

Una cortina blanca avanza desde las Islas Cíes y el aire se vuelve hostil, sudadera norteña y regreso. Ducha, cremas after sun, cuerpos que renacen, amigos que esperan y tabernas escondidas a la voracidad de los turistas. Un plato de percebes tibios y una jarra helada de vino, frío, frío que se expande por dentro preparando tu locuacidad.

Noches tibias de rebequita, de paseo y helados italianos, de risas y olvido.

Como dijo el sabio filósofo hispalense: Joé, cómo me gusta el verano.

Buen fin de semana (Clic)