domingo, 30 de agosto de 2009

GIORNO QUATTRO: PERCORSO (Recorrido)

Los días amanecen tarde para mí, cuerpo abandonado a la molicie veraniega, aunque el sol rebosa plenitud a las seis de la mañana. Desayuno tarde, sin prisas, con el aceite que Susanna dejó para nosotros y aunque el mediodía me pise los talones, emprendo la marcha, siempre en dirección diferente, siempre con despreocupación.

Cuando entro en una de estas pequeñas poblaciones, toscas y solitarias, me maravillo de que al traspasar sus murallas pueda encontrar tantas construcciones impresionantes, palacios renacentistas, iglesias donde dormita Piero della Francesca, olvidado de las guías, olvidado de los turistas. Es verdad que en estas tierras se libraron batallas sangrientas, que sus bastiones alimentaron la ambición de los poderosos y quizás por eso hoy cada valle, cada pueblo, compite con un vino, con una sagra, con un palio, con el campanile más alto, la muralla más fuerte, el paisaje más hermoso.




Pienza podría ser un buen ejemplo. Aquí nació Eneas Silvio Piccolomini, un hombre ambicioso que no se contentó con llegar a ser Papa -Pio II- sino que obsesionado con la inmortalidad hizo cambiar el nombre original de su pueblo, Corsigniano, por el de Pienza, para perpetuar su nombre y el de su estirpe. No satisfecho con eso, encargó al arquitecto Rosselino que le construyera una ciudad renacentista. ¡Toma ambición!
Hoy, Pienza es un lugar increíble, encaramado a una colina desde la que reinan torres, logias palacios y un duomo impresionante.




Montepulciano dormitaba a la hora de la siesta como el escenario vacío de la gran plaza en espera del anochecer. Todas las noches del mes de agosto se lleva a cabo una representación teatral a cargo de personas del pueblo, Teatro povero, lo llaman. Y a mí que me parece impagable asistir a una de estas veladas, al aire libre, en la plaza mayor.
Aunque Montepulciano es famoso por su vino -el nobile- en sus calles empinadas se oculta un local sacado directamente de París o Lisboa, el  Caffè Poliziano. Allí, en su espléndida balconada sobre el valle me tomé un shakerato -café helado- junto al fantasma del mismísimo Fellini. 
Este pequeño burgo fue disputado por las todopoderosas  Florencia y Siena y en él brillan decenas de palazzi que ricas familias del Cinquecento hicieron construir siguiendo las nuevas modas renacentistas, es como pasearse por un museo al aire libre. 
De todas estas construcciones quizás la iglesia de san Biagio, toda ella de mármol travertino, es la joya más preciada de la ciudad.

Caffè Poliziano

Vicolo

Cortejo histórico para celebrar la apertura de la temporada de caza.

Chiesa de san Bagio

Montichielo podría ser otro de esos lugares inverosímiles en su belleza. Todas las casas tienen flores suavizando la tosquedad de sus fachadas de piedra, tan hermosas en su simpleza. También aquí tenían preparado el escenario del teatro para la noche. Me he sentado en las escaleras de la iglesia donde apenas unos minutos antes dormitaban dos gatos. Al lado de la iglesia había una pequeña tienda de de lino toscano ( a un precio desorbitado, por cierto).  El dueño ha salido también a sentarse en las escaleras y todos los que pasaban tenían unas palabras sobre las menudencias del día. He entendido perfectamente a los gatos.





Bagno Vignoni creció alrededor de unas antiguas termas romanas, a donde, según dicen, se hacían traer algunos emperadores romanos para aliviar sus males. También aquí se reunían el Piccolomini ambicioso con Lorenzo el Magnífico. A saber qué oscuras confabulaciones surgieron de estas aguas sulfurosas. El pueblo está lleno de hotelitos con encanto alrededor de la gigantesca piscina natural de donde emergen sus aguas. De allí, las aguas descendienden por una escarpada montaña hasta embalsarse en una especie de laguito lechoso, donde he estado metida, como mosca en la leche, durante toda la tarde. Ni que decir tiene la maravillosa tersura que adquirió mi piel al salir de tan regio baño. 






Suaves colinas y filas de cipreses entre polvorientas strade bianche nos han llevado de vuelta a casa. Susanna venía por en medio de los olivos, toda ella silvanamangano, con un cesto de pommodorini apoyado en la cadera. Pocos minutos después estaba en nuestro jardín con un cestillo de tomates, un tarro de mermelada hecha por ella y unas velas olorosas contra los mosquitos. Su marido, Marcello, nos ha colocado una luz en el cenador mientras nos iba contando, con su endiablado acento toscano, la distribución de las aguas por estas tierras.

Strada Bianca

Susanna nos ha hablado de lugares maravillosos para visitar: abadías abandonadas con misteriosas espadas hincadas en la piedra, playas desiertas en la maremma, más termas romanas esperando nuestros pasos. 

Abadía de san Galgano

Rosetones de nubes, cúpulas de cielo.

Aquí la hincó Galgano (la espada) harto de dar mandobles.

 Le hemos dicho que también pensábamos ir a Roma y sus ojos se han iluminado de pronto con un destello de orgullo patricio. Los dos perros de la casa han entrado a nuestro jardín y se han puesto a husmear por todas partes con absoluta normalidad. Raudas como centellas, dos stelle cadenti (estrellas fugaces) atraviesan un cielo casi imposible.
¡Qué fácil resulta acostumbrarse a este lugar!

4 comentarios:

L´Esbarzer dijo...

Ay, qué envidia, qué envidia.
Para mis vacaciones de diciembre estoy dudando de si repetir NYC, o coger una mochila y pasar dos semanas en Jordania.
Después de leer esto, ¿por qué no la Toscana?
Plis, no tardes en escribir un post únicamente gastronómico.

Saludos

atikus dijo...

Jope, vaya descripción de lugares tan chula, me encanta eso de salis sin rumbo ni horario prefijados con la tranquilidad de disfrutar de las cosas sin mas, de la naturaleza, la historia o las gentes, o los lugares con tanta magia como ese Caffè Poliziano, ya me hubiera gustado invitarte a un capuchino o como coño se diga jaja!!...bueno seguro que te lo pasaste estupendamente.


Espero que nos cuentes mas aventuras por esos lugares...eso si que poca información de tus momentos personales jiji!!...


que calores hace por los madriles...ya ya se que a tí te mola pero yo ya estoy con ganas de que refresque leñe

besitos refrigerados

Lula Fortune dijo...

L'ESBARZER : ¿por qué no Toscana? jajajaja, que conste que no recibo ni un duro del gobierno italiano por hacer propaganda turística. Un petó.

ATIKUS: pues salir sin rumbo es una de las mejores formas de ir de vacaciones que conozco.
Respecto a los momentos íntimos, es que el género erótico no lo domino...todavía JAJAJAJAJAJA.
Aquí ya es otoño así que si te animas a venir podrás ponerte hasta una chaquetita.
Muchos besitos calentitos.

atikus dijo...

Mmmmm no nos ocultarás una doble vida???

venga...para cuando ese blog vertical, Lula X!!!


yo es que estoy mas frío que Walt Disney

besitos on the Rocks